Marzo de 1939.
Mientras Rodolfo Llopis intentaba organizar la huida de los cuadros y responsables del partido socialista utilizando los mercantes británicos, los ciudadanos extranjeros iban regresando a sus países de origen empleando buques de guerra franceses y británicos. Por otra parte muchos particulares intentaban salvar el pellejo en botes, lanchas y embarcaciones de pesca. Mientras, el coronel Casado y la Junta de Defensa negociaban con Franco, entre otras cuestiones, que los republicanos que quisieran pudieran salir de España con garantías y de forma más o menos organizada.
Pero de nada sirvieron las buenas intenciones de Casado de pactar la rendición y dar por acabada la guerra. Franco prefirió aplastar a los republicanos aun habiendo claudicado estos y estar en retirada. Ordenó bloquear los puertos del mediterráneo (para que no escapara nadie) con los buques: Cantábrico, Teruel, Melilla, Canarias, Júpiter, Velasco Ceuta, Marte, Vulcano,... frente a los principales puertos: Valencia, Gandía, Denia, Alicante, Cartagena, Águilas, etc.
El Canarias y el Cervera en la costa andaluza en pleno bloqueo
En el mes de marzo de 1939 los mercantes que se disponían a recoger republicanos y llevarlos principalmente a Argelia, tenían que burlar la flota de Franco aprovechando cualquier despiste, avería o incluso el mal tiempo, y aprovechar también la escolta que algunos buques de guerra británicos como el Penélope o el Galatea, y franceses como el Tigre les podían dispensar. Estos buques escolta que patrullaban la costa valenciana y murciana fueron su única defensa, pues la flota republicana había huido a Bizerza (Túnez) unas semanas antes. Estos buques escolta actuaron incluso unos días después de que se disolviera el Comité de No-intervención salvando a muchos mercantes del hostigamiento de los buques de Franco, que atacaban incluso pasadas las 3 millas de aguas jurisdiccionales (llegaron a capturar al Stangrove en febrero de 1939. Murió su capitán William Richard).
Así por ejemplo el 21 de marzo el Lezardrieux cargado con unos quinientos refugiados aprovechó que el buque franquista que vigilaba el puerto estuviera averiado para zarpar del puerto de Valencia. Después fue perseguido durante seis horas por el Cantábrico (con disparos incluidos) hasta que el Penélope le hizo desistir. Algo parecido le ocurrió al Stancor que fue salvado por el Galatea antes de que llegase el destructor Teruel, o el Seabank, que fue salvado por el Penélope. Otros barcos, como el pesquero Peñon de Ifach, no tuvo tanta suerte, fue interceptado y llevado a Ibiza.
Casado desde Valencia consciente de su fracaso intentó reunir el mayor número de barcos en Alicante para salvar a todos los que se habían significado por defender la República, pero ya era tarde, poco pudo hacer además de salvar el pellejo. La nueva consigna era evacuar al mayor número de personas posible, así el día 25 Rodolfo Llopis desde Orán envió al Stanbrook a Alicante para que trajera a todos los republicanos que pudiera sin importar su filiación política. Los italianos estaban bombardeando la ciudad y el Vulcano bloqueaba el puerto. El capitán Dickson aprovechó que el Vulcano estaba echando de la zona a un mercante francés para entrar en el puerto recién bombardeado, y que tras tres años de guerra albergaba en su fondo decenas de barcos hundidos. El African Trader fue escoltado por el Imogen entre Palma y Valencia cuando fue interceptado por la aviación, y unos días después, a mediados de marzo también aprovechó las distracciones del bloqueo pues el Marte se averió y tuvo que partir para Ibiza a que lo reparasen. Salió de Alicante entre la noche del 19 y el 20 de marzo con muy mala mar, el momento exacto varía según los testimonios, así como la cantidad de refugiados que abarrotaban su cubierta. Fue perseguido en alta mar por un buque que le ordenó que pusiera rumbo a Cádiz donde serían hechos prisioneros, llegaron al mar de Alborán y su capitán pidió auxilio por radio. De Gibraltar salió un destructor a socorrerlo y por fin pudo poner rumbo a Orán.
Las escaramuzas de este tipo se sucedieron con casi todos los barcos que huían, así el Stanbrook zarpó a medianoche del 29 cuando llegaron unos aviones a bombardear por enésima vez un Alicante derrotado, el último palmo de tierra de la República, unas bombas cayeron en la posición donde acababa de estar el Stanbrook. Para evitar los buques que bloqueaban la zona puso rumbo norte y luego rumbo este, hacia Mallorca, dando un rodeo que hizo que el viaje durase 22 horas, más del doble de lo habitual.
El bloqueo decretado el 8 de marzo por el gobierno de Burgos fue un fracaso, los buques de guerra de Franco eran pocos y sufrían muchas averías, aun así, de aquella desbandada de barcos de todo tipo seguramente hubo naufragios y rescates de los que apenas se sabe nada, como aquellos dos mallorquines que al acabar la guerra cogieron un bote de remos y pusieron rumbo a Argel y fueron rescatados por un vapor francés. Pero también fue un gran fracaso la huida. El intento ingenuo de pactar el fin de la guerra se convirtió en la entrega a cambio de nada del territorio que controlaba la República, abandonar a los que habían luchado, y el comienzo de la represión. Solo unos treinta mil republicanos pudieron exiliarse en los últimos meses a Argelia. En los puertos valencianos quedaron atrapados otros tantos que fueron llegando los últimos días de marzo esperando unos barcos que no llegarían. Abandonados a su suerte, les esperaban fusilamientos, campos de concentración, trabajos forzados, represión, o con suerte, una larga condena.
Imagen de republicanos embarcados en 1937 en Gijón con destino Francia, y cuatro de los buques de guerra que escoltaron y ayudaron a los mercantes británicos a evacuar republicanos en 1939.
El HMS Galatea (G. B.) que además embarcó al coronel Casado.
El Tigre (Francia)
El HMS Penelope (G. B.) |
El HMS Imogen (G.B.) que escoltó al African Trader
Me ha gustado mucho el artículo, ahí es cuando más trapicheos había ya que en los puertos nunca se sabía lo que se entraba ni nunca lo que se sabía, incluso hoy día hay mucho "desconocimiento" de muchas cosas
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